sábado, 7 de enero de 2017

SIN IDEOLOGÍA

Hay personas que engullen ideologías como usted o yo engullimos truchas recién pescadas en ríos contaminados. Uno de los dogmas que el pensamiento falsario mantiene es la muerte de las ideologías en favor del mercado, tótem arrebatador con luz de neón en la cresta.
Ocurren estas cosas, se escuchan en las tertulias y los caminos: ya no hay clases ,ergo ya no hay lucha de clases, ni izquierdas ni derechas, que todo es un maremágnum de comunes intereses, burgueses, claro. Semejantes opiniones suelen hacerse en las duermevelas de las terrazas, mientras los opinantes se miran el ombligo. El ombligo de los engullidores limita al norte siempre con el sur y al este con el oeste de sus limitadas conciencias, quiero decir: el barrio, la ciudad, el país y allende los mares una línea separadora. Pobres democracias y pobres alienados demócratas, incapaces de mirar la panza de américa, el cuerno de áfrica, los sotopuentes europeos, la bomba nuclear de la pobreza en Calcuta,  piojos cargados de balas en cárceles de extermino suramericanas. El mundo de los ricos y los pobres, terratenientes y desposeídos, dominantes y dominados. Hay algo simple como la vida en sí misma: un grifo de agua abierto dejando caer agua al sumidero de los infiernos. Tres cuartas partes de la población mundial no tiene agua, ni sumideros, ni ombligo donde mirase, ni infiernos. Hay personas que engullen ideologías. Hay ideologías que consumen personas. 

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